lunes, 23 de febrero de 2015

LEER CON LOS CINCO SENTIDOS

PILAR DEL CAMPO PUERTA



Hace tiempo adopté la teoría de que la lectura de un libro se hace efectiva para el lector cuando éste es capaz de recordar lo leído por la percepción que haya tenido de él a través de alguno de los cinco sentidos, o todos a la vez. Tal teoría me surgió cuando tras deleitarme con un título releído por tercera vez, noté que algo de mí se activaba.

Con la sugerencia que mi hicieron de conocer LEER CON LOS CINCO SENTIDOS,  de Víctor Moreno Bayona, pude asentar mis fundamentos. Su lectura me hizo reflexionar desde la introducción donde hallé una aportación de Francisco Bacon: “Probamos muchos libros, pero son muy pocos los que masticamos bien y los que dirigimos mejor”.

En el citado libro, el tacto, la vista, el olfato, el oído y el gusto son sus protagonistas. El autor tiene claro que con su escritura invita a la lectura, para que los educadores se sumen a la labor de acercar y animar a los más reacios al apasionante mundo de la palabra escrita. De manera casi sistemática, y con la intención de un mejor y mayor conocimiento de cada unos de los sentidos, aporta ficha técnica y lingüística, expresiones, refranes, argumentos, sensaciones y actividades de divertido y diverso interés.

En el primer capítulo tropiezo con Miguel Delibes y su afirmación “Hay escritores que escriben con los ojos, otros con la nariz, y otros, como me ocurre a mí, que escriben preferentemente con el oído”. Ante tal frase, Víctor Moreno se sorprende de que el maestro se olvide del tacto. Bohumil Hrabal viene a decir que “Quien no palpa los libros no los ama; quien no los manosea, no los desea; el primer acto de amor hacia los libros, primero se demuestra con la mirada y después con la mano”. Y Juan Cruz afirma que “el libro es tacto”. En mi opinión, y ejerciendo de árbitro entre ellos, doy la razón a todos y comparto sus opiniones.

El tacto primero del escritor es para el instrumento escriptor que ayuda a gestar y desarrollar el texto a golpe de un sin fin de horas de trabajo mientras la depuración de ideas y personajes llegan por los ojos y oídos a través de imágenes y diálogos. Para el lector, el contacto de la cubierta y posterior manoseo de las hojas, ya debería ser suficiente para no olvidar el libro, pero hay más: es conveniente una lectura pausada y con esmerada concentración para encontrar situaciones donde el tacto esté presente: “La cal de las paredes tenía una textura suave como la piel de un niño”, “Su piel tiene un tacto suave, cálido y maravilloso…”. Por tanto, esta tarea de búsqueda es una actividad que debería llevarse a cabo en las lecturas organizadas de manera grupal, o en la silente y reflexiva lectura individual.

Por supuesto, valga esta última propuesta para descubrir el territorio que cada uno de los sentidos tiene dentro del texto. A modo de ejemplo, de John Ruskin:“lo más grande que hace un alma humana es este mundo es ver algo […] Ver con claridad es poesía, profecía y religión, todo en uno…”. De Sánchez Ferlosio:“Al desván se subía por una breve escalera de caracol. Había allí una luz laminada que entraba por el cristal empolvado del tragaluz… El desván olía a cerrado y estaba lleno de sueños… Era una silla de madera de cerezo branizada a la muñeca, con su color rojo, líquido como el vino de Burdeos…”. En los versos de Rodari: “… Oigo la voz del árbol, de la piedra en el suelo, del arroyo, del pájaro, de la nube en el cielo. Y comprendo a los niños cuando hablan de esas cosas que en la oreja ya madura resultan misteriosas…”. Antonio Machado en su Juan de Mairena: “… Porque siempre es de mal gusto lo que no se lleva en una época determinada”; o de Laura Esquivel: “¡Qué sensación más agradable! Cuando estoy en casa de tía Lou siempre me como el pan con mantequilla de esa manera”. Y para terminar, de Patrick Süskind: “Pronto, había llegado a no oler simplemente la madera, sino las clases de madera: cedro, roble, pino... y diferenciaba el olor de cada tabla […] y los diferenciaba como objetos con tanta claridad como otros no podrían haberlo hecho con la vista.

Otras valiosas aportaciones de este LEER CON LOS CINCO SENTIDOS es ayudar a todos a conocer los libros que poseemos. Muchas veces ocupan nuestras estanterías y presumimos de ellos, de la cantidad de volúmenes que forman nuestra particular biblioteca, incluso de cuántos nos hemos leídos, pero ¿los conocemos de verdad? Lo primero que salta a la vista son las cubiertas, tal vez después el tamaño, luego su grosor; debería tener cada uno una ficha de contenido elaborada tras su lectura,… Pero ¿sabríamos distinguirlos por su olor? Así como cada persona tiene un aroma corporal personal e inconfundible, los libros también albergan una olorosa personalidad, a la que contribuye el papel y la longevidad. Por lo que podría afirmarse, que el olor también lleva al recuerdo.

Volviendo al título que ocupa estas páginas, y en lo tocante al esfuerzo que el autor hacer porque los no lectores se acerquen a descubrir la magia de la lectura, o los ya lectores encuentren un punto de apoyo más para afianzarse en tal afición, quiero resaltar la amena y sabia manera con que Moreno se expresa, haciendo de un voluminoso tomo, un tomo fácil de leer y asimilar cargado de lecciones supletorias que enriquecen el conocimiento de los que se acercan a él. A la vez que hace una deliciosa invitación ya desde sus primeras páginas: “Como lo que aquí se propone no se agota ni en un día, ni en un año, las posibilidades de experimentación son innumerables… Se aconseja  que, caso de caer en la deliciosa trampa de realizar las actividades propuestas, no se intente hacer todas en una sesión ni de aplicarlas a un solo libro. Desterremos la prisa.”

Uno, pues, mi teoría a las ideas y el trabajo de Víctor Moreno Bayona y digo que jugar a encontrar los sentidos dentro de las lecturas no es un simple ejercicio; con el tiempo, llegará a convertirse en vicio, en obsesión, y eso producirá en el lector el placer de perpetuar los libros en la memoria con más facilidad, sin perder detalle de la trama.


Y como colofón, solo añadir que por mucho que se anime a la lectura, cada vez con métodos más atractivos y novedosos, cada persona llegará a ella en el momento que su mente, espíritu o, incluso, circunstancias, decidan. Cada individuo tiene una particular madurez para la lectura, y puesto que no es tarea fácil, en el más amplio sentido de la palabra, lo que nunca se debe hacer es imponerla. De entre otros muchos títulos que tienen que ver con el acercamiento de la lectura a los más reacios, D. Pennac, en Como una novela recoge la afirmación de que el verbo leer no debe estar sujeto a imperativos, así como tampoco lo ha de estar el verbo amar. Pero lo cierto es que el que descubre la lectura por causalidad, acaba amándola por el imperativo de la libertad, pues leer hace a los hombres más libres. 

Consejo: Hay que aprender a leer con los cinco sentidos para poder escribir bien.

Consejo: Si leer requiere de cinco sentidos, escribir precisa de un sexto, la intuición de que lo que se escribe invita y engancha a la lectura.

¡Espero que te haya gustado! Continuará...

NOTA:
Recuerda que siempre hay que citar la fuente de información. Para citar este post, puedes hacerlo de la siguiente manera, por el método Harvard.

Apellido, Inicial del nombre (Año de publicación): "Título de la entrada del post del blog". Título del blog en cursiva, día y mes del post. Disponible en: URL del recurso [Consulta: día-mes-año].

miércoles, 18 de febrero de 2015

LAS MANÍAS DE LOS ESCRITORES (II)

PILAR DEL CAMPO PUERTA

María ya se ha leído Cuando las musas llegan, y yo también, además de consultar otras informaciones, lo que ha permitido encontrar esta entrevista que prefiero plasmar íntegra para que no pierda nada de su importancia.

Consejo: Un periodista necesita también ser buen escritor, porque hacer una entrevista y ponerla al servicio de los lectores es otra manera de escribir.

Se trata de una entrevista del periodista Jesús Arias, a uno de los autores del libro Cuando las musas llegan, Ángel Esteban del Campo (catedrático del Departamento de Literatura Española de la Universidad de Granada)
Información en http://elpais.com/diario/2002/06/12/andalucia/1023834147_850215.html

Pregunta. ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro?
Respuesta. Queríamos escribir un libro sobre escritores. Un día conocí a Mario Vargas Llosa por casualidad. Tenía curiosidad por saber anécdotas sobre su literatura. En otra ocasión, me encontré a Jorge Edwards en Miami, y le comenté el proyecto. Después conocí a Cabrera Infante, a Saramago. Con tales contactos, el resto fue fácil. Cuando les explicábamos nuestra idea de conocer detalles de su vida relacionados con la literatura, sus manías para escribir, todos se sintieron muy entusiasmados con el proyecto. A Isabel Allende, por ejemplo, la entrevisté a través de un chat. Lo curioso es cómo todos los escritores tienen extrañas manías sin las que no podrían escribir.
P. ¿A cuántos escritores entrevistaron al final?
R. Hemos incluido a 16 escritores. Con unos hablamos directamente. Con otros, los ya fallecidos, con amigos íntimos. No pudimos hablar con García Márquez porque se encontraba ingresado en un hospital. Pero lo hicimos con sus más allegados.
P. ¿Quién les resultó el escritor más maniático, el de costumbres más raras para sentarse a escribir?
R. Gabriel García Márquez. Para escribir, por ejemplo, necesita estar en una habitación con una temperatura determinada. Debe tener en su mesa una flor amarilla, de lo contrario no se sienta a escribir. Y siempre lo hace descalzo. Si no está inspirado, nos contaron, no escribe absolutamente nada. A veces puede tirarse meses sin escribir una sola línea.
P. En su libro hablan también de las 'rarezas' de Isabel Allende...
R. Sí. Hace conjuros antes de ponerse a escribir. Tiene fetiches y comienza todas sus novelas el 8 de enero. Al empezar a escribir, enciende una vela. Cuando la vela se apaga, deja de escribir, esté por donde esté. Lo deja todo.
P. ¿Son disciplinados los escritores?
R. En su mayoría sí. Suelen ser personas de costumbres muy arraigadas. Guillermo Cabrera Infante, por ejemplo, sólo escribe de dos a cinco de la tarde. José Saramago nunca escribe más de dos folios al día. Aunque tenga una idea a medio desarrollar, se detiene ahí. Dice que nadie es capaz de escribir más de dos buenos folios de literatura al día. Y Mario Vargas Llosa, por ejemplo, es un maniático del orden. Es muy disciplinado. Por la mañana escribe en casa, y por la tarde, en una biblioteca. Lo hace de lunes a sábado. El domingo lo dedica a sus artículos periodísticos.
P. De Vargas Llosa se suele comentar que tiene un orden casi obsesivo...
R. Así es. Estuve visitándolo en su casa de Londres. Allí vi que los libros de su biblioteca están ordenados por motivos curiosos: por tamaño, por países... Luego tiene montones de figuras de hipopótamos de todas clases. Eso fue a raíz de uno de sus primeros relatos, Katy y el hipopótamo. Sus amigos decidieron regalarle figuritas de hipopótamos. Ahora la casa está llena de ellos.
P. ¿Toman algo para inspirarse, le han confesado si usan drogas?
R. No. Muchos de ellos beben alcohol, pero tampoco lo hacen en exceso.
P. ¿Qué fue lo que más les sorprendió del proceso de creación de alguno de los autores?
R. La increíble constancia de García Márquez. Puede tirarse 30 años con una idea en la cabeza, y no se sienta a escribirla hasta que la tiene perfectamente atada. Una vez alguien le aconsejó que, si quería hacer un buen relato, antes tenía que contarlo muchas veces, para ver qué partes atraían al oyente y cuáles le aburrían. Eso es lo que suele hacer con sus novelas. Las cuenta y las cuenta y las cuenta. Apasiona a la gente. Conforme las va contando va inventando nuevos detalles, hasta que ve que la historia funciona. Estuvo contando la historia de Crónica de una muerte anunciada durante 30 años. También es curiosa la forma en que se inspira en cosas que han sucedido en su vida o que le contaron sus padres y sus abuelos. Cien años de soledad es el compendio de historias que le contaba su abuelo. El amor en los tiempos del cólera está inspirado en sus padres.
P. ¿Tienen algún nuevo proyecto similar a este libro?
R. Sí. Uno es una biografía de Borges desde el punto de vista de María Kodama, su viuda, y otro es sobre cómo nacieron las 50 mejores obras de la literatura universal, desde El Quijote hasta Crimen y castigo.

Anciano afligido (Van Gohh)
Como la entrevista es magnífica, muy clara y muy ilustrativa,  sólo puedo decir: gracias.

Consejo: El arte de escribir no está sujeto a prisas. 

¡Espero que te haya gustado! Continuará...

NOTA:
Recuerda que siempre hay que citar la fuente de información. Para citar este post, puedes hacerlo de la siguiente manera, por el método Harvard.

Apellido, Inicial del nombre (Año de publicación): "Título de la entrada del post del blog". Título del blog en cursiva, día y mes del post. Disponible en: URL del recurso [Consulta: día-mes-año].

domingo, 15 de febrero de 2015

LAS MANÍAS DE LOS ESCRITORES (I)

PILAR DEL CAMPO PUERTA


¡Qué rara soy! -me dice María en una conversación.

No quiero preguntarla más, pues me imagino que se refiere a cuando escribe, así que, para tranquilizarla le cuento anécdotas de...

Rafael Alberti, que sobrevivía, literariamente hablando, dentro de un desorden organizado, entre apuntes que a la duermevela de la madrugada le venían a la mente y apuntaba por descuartizadas hojas; luego tenía que hacer un ejercicio de reconstrucción de ideas y papel. Además prefería escribir con claridad, sin cortinas ni visillos.


La propia Isabel Allende escribió en la cocina, al amor de la noche, rompiendo el silencio con las teclas de la máquina de escribir La casa de los espíritus, como ella misma cuenta en cada entrevista.

Truman Capote, Proust o Aleixandre preferían escribir en la cama.


Gabriela Mistralla necesitaba la penumbra para inspirarse. 


Ramón Gómez de la Serna y Valle Inclán eran amantes de bullicio y el ambiente de los Cafés. 


Lamartine o Juan Ramón Jiménez, precisaban del silencio que precisaba. Y desde su silenciosa habitación Juan Ramón escribió:

Yo no soy yo.
                Soy este
que va a mi lado sin yo verlo,
que, a veces, voy a ser,
y que, a veces olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.

Por eso, aconsejo a María que no se apure, que ya encontrará su sitio. ¿No se ha planteado nunca que tal vez sea de pie? Que ilógico parece, pero no porque Hemingway que escribía en esa posición. 


El escritorio de mamá (David Fernández)

El escritor es, por fortuna, dueño de su propia situación para organizar su trabajo; no hay métodos ni recetas pero sí rituales tan particulares como: aprovisionarse de varios paquetes de tabaco (el que fume) para no tener necesidad de abandonar la tarea ni un segundo, no vaya a ser que las musas se ausenten; tener cerca un gran termo de café para que la excitación de la creación no cese hasta el final; prender una vela y esperar que su final marque un tiempo de trabajo prescindiendo mirar el reloj; plantarse ante una pared blanca para evitar que cualquier otra visión se cruce y distorsione el pensamiento… Maniáticos de tal calibre: Balzac, Isabel Allende, José Ortega y Gasset... 

Para tranquilizar a María, le comento que yo me siento "juanramoniana", "allendista", "martingaitiana", "orteguiana" y actual; si bien, mi gran enemigo es el ruido, mi martirio es el tiempo, mi pasión la calle, mi visión la pared blanca y mi medio el ordenador, que tiene sus peligros porque... 

Aporto aquí una desagradable experiencia personal:

Me hallaba una tarde de incipiente verano acalorada entre ideas imposibles de plasmar y apuntes deslavazados en diferentes archivos, en documentos nada que ver unos con otros, cuando un súbito apagón del ordenador me sorprendió. No me avine a razones y salí de mi reducto profiriendo todo el diccionario de palabras mal sonantes que cualquier persona en su sano juicio omitiría  por vergüenza. De repente, al llegar al salón dos hombretones me miraron de arriba abajo y no daban crédito a lo oían, ni veían: una deslenguada en pantaloncillos playeros, descalza, con unos mechones recogidos y otros deslizándose por la nuca sudada y con un vocabulario desproporcionado ¡Soy escritora! les salpiqué en la cara. Su estupor fue mayor, pues nada tenía que ver con Cela. Dicho así no se entiende, verdad, pero es que los operarios estaban instalando el aire acondicionado y me habían cortado los plomos sin avisar. Ellos no me comprendieron hasta que entre gritos les hice saber que estaba con el ordenador y que mi trabajo de no sé cuántas horas se había esfumado; ellos seguro que también estaban deseando esfumarse. De repente, no sé cómo, surgió ante mí un vaso de agua y la caja de valerianas, me tomé dos y fui a mi reducto. (…) Milagrosamente, apreté no sé que mágica tecla y el ordenador, sumiso, me ofreció salvar parte del documento; diciéndole que sí, aparecieron ante mis ojos, al menos, las cinco primeras horas de esfuerzo, el resto no me importó pues estaba en un embotellamiento mental del que sólo me salvaron los operarios del aire acondicionado. Aún estuve unos instantes reflexionando la manera de disculparme, y sin encontrarla acudí a obtener su perdón. Les expliqué, me explicaron, dudo que nos entendiéramos, pero gracias a aquella limpieza interior pude continuar. Son los problemas de los adelantos y de no haber dado a guardar el documento.

Consejo: Cuando estés con la emoción puesta y escribas sin parar en el ordenador, no te olvides de dar a guardar si no quieres acabar así 


El grito (Munch)

No así me hubiera sucedido de haber empleado una máquina de escribir, al igual que Mark Twain (pionero en utilizarla), Paul Valéry, Henry Miller, García Márquez, o el mismísimo Francisco Umbral (inseparable de su Olivetti), a la que nunca se acostumbró Cela por la molesta campanilla final de cada renglón.

Tampoco me hubiera pasado si como los maestros del siglo de oro (Calderón, Zorrilla, Lope, Tirso, Quevedo…), hubiera estado aquella tarde de verano escribiendo a mano. Se sabe ellos que raras veces tenían tachaduras, algunos eran de letra clara y ordenada, sin desviaciones y con líneas perfectamente paralelas o ascendentes como síntoma de optimismo.

Y es que ejercitar la caligrafía no está de más, en cuadernos apaisados, rayados, cuadriculados o blancos, con tachones o sin ellos, de manera pulcra o afeminada o infantil o impersonal. Pereda, Machado, Juan Ramón, Lorca, Alberti, todos escribieron la a mano; y si de mencionar mujeres se trata desde la Pardo Bazán hasta la Gaite también lo hicieron, muriendo esta última abrazada a Parentescos en un cuaderno.

A María, le encanta sentarse en un sillón, enroscar las piernas hacia la derecha y permanecer inmóvil hasta que las extremidades dejan de sentirse; en esa posición afirma que se concentra; de allí arrancan muchas primeras frases. 
“Qué rara soy”, dice de sí. “Escribir no está sujeto a reglas, ni a la hora de sentarse”, respondo yo uniéndome a Guelbenzu, pero aún añado... 

Consejo: La mejor manera de aprender a escribir es escribiendo.

- Lee el libro de Cuando llegan las musas -le digo a María.
- Estoy en ello -me responde.


¡Espero que te haya gustado! Continuará...

NOTA:
Recuerda que siempre hay que citar la fuente de información. Para citar este post, puedes hacerlo de la siguiente manera, por el método Harvard.

Apellido, Inicial del nombre (Año de publicación): "Título de la entrada del post del blog". Título del blog en cursiva, día y mes del post. Disponible en: URL del recurso [Consulta: día-mes-año].

miércoles, 11 de febrero de 2015

LOS MUSOS

PILAR DEL CAMPO PUERTA

La conversación con María fue un no parar.
- Y de los MUSOS ¿qué? - preguntó ella.
- No puedo decirte mucho -contesté

Es cierto que la historia no cuenta demasiado de ellos, pero he encontrado una opinión  que dice así:

En la literatura, en la pintura, en la canción abundan masivamente los sujetos idealizados con nombre de mujer ...  pero apenas de hombres.  Casi por antonomasia, el desnudo en la pintura es el desnudo de la mujer pero aún tratándose del desnudo actual del hombre, el autor es un artista del mismo género. La celebración de la belleza, el canto al amor, las desesperadas melodías que evocan al amado, se refieren concretamente a una amada. ¿Cuándo abundarán las coplas en que se requiebre habitualmente a un hombre? Probablemente ya no sucederá nunca. Ha caducado ya el tiempo de la desigualdad y con él los pedestales y la veneración, el arrobamiento o la esclavitud ante el deslumbrante poder concedido al otro. 
Información de http://www.elboomeran.com/blog-post/11/4625/vicente-verdu/musas-y-musos/
Hombre secándose una pierna (Gustave Caillebotte)

Pero entonces se me ocurre sacar a relucir a Rosalía de Castro. La escritora romántica nacida en Santiago de Compostela en 1837 y que murió en Padrón en 1885. De vida  oscura y penosa desde la infancia, amargura que arrastró siempre y que fue determinante para su melancólica obra poética escrita en castellano y en gallego,siempre en  búsqueda constante de algo; tal vez, la felicidad. 

Pero Alberto Machado de la Rosa, estudioso de Rosalía, nos pone en el camino de conocer mejor a la mujer. De forma resumida viene a decir que Aurelio Aguirre, amigo de Manuel Murgía fue el primer amor de Rosalía, quien con 15 años le correspondió, pero al poco tiempo, con 19 años le abandonó y mantuvo amores adultos con un desconocido de Padrón y dejó de ser virgen.
Aurelio Aguirre la sigue persiguiendo y atormentando; mientras que  Manuel Murgía intenta consolar a Aguirre, al tiempo que elogia la poesía de Rosalía.
En 1857 Aguirre muere accidentalmente a los 24 años y al año siguiente, en 1858 Rosalía se casa con Manuel Murgía.
La vida del matrimonio fue larga y a pesar de la lucha íntima por la fidelidad a su marido, Rosalía se siente irremediablemente arrastrada por el amante de Padrón bajo la maldición constante de la sombra negra de novio Aurelio Aguirre.
Pero ya después de casada, la furia carnal de la pasión la lleva, desesperadamente, a entregarse al amante, que odió de manera patológica.


Por otro lado, según otro estudio de Marina Mayoral, Sobre el amor en Rosalía de Castro y sobre la destrucción de ciertas cartas. Se puede leer que:

Dejando aparte la fantasía romántica (el amante muerto se aparece a la joven para mostrarle su «incrédula sonrisa»), y recordando que es muy frecuente en Rosalía el empleo de personajes masculinos para expresar sus propias ideas, veremos que esa idea de la inestabilidad del amor, de «los sentimientos humanos», como dice en su carta, es algo muy frecuente. Examinemos ahora un poema especialmente interesante, de Obras completas, p. 605:

Ya no mana la fuente, se agotó manantial;
ya el viajero allí nunca va su sed a apagar.
Ya no brota la hierba, ni florece el narciso,
ni en lo aires esparcen su fragancia los lirios.
Sólo el cauce arenoso de la seca corriente
le recuerda al sediento el horror de la muerte.
¡Mas no importa! A lo lejos otro arroyo murmura
donde humildes violetas el espacio perfuman.
Y de un sauce el ramaje, al mirarse en las ondas,
tiende en torno del agua su fresquísima sombra.
El sediento viajero que el camino atraviesa
humedece sus labios en la linfa serena
del arroyo que el árbol con sus ramas sombrea.
Y dichoso se olvida de la fuente ya seca.

Información de http://www.letrasgalegas.org/servlet/SirveObras/p2/35759286903917617400080/p0000001.htm)


A María le parece todo esto muy interesante, pero entonces me salta con Disney.
- ¿Qué? -pregunto.

Y entonces me recuerda la famosa frase que circula entre las jóvenes: ¡Qué daño ha hecho Disney con los príncipes azules!


Las dos nos reímos porque es verdad que desde niñas tenemos en la cabeza a los MUSOS hechos príncipes de cuentos: guapos, altos, valientes, ricos, cariñosos… comparados únicamente con los MUSOS actuales de gimnasio y alfombra roja.

¿Alguien quiere más? Pues hala, a escribir con los MUSOS en la mente, pero… sin volverse locas porque... son inalcanzables.



¡Espero que te haya gustado! Continuará...

lunes, 9 de febrero de 2015

LAS MUSAS (II)

PILAR DEL CAMPO PUERTA

María ya se ha leído Las Vidas de las Musas: nueve mujeres y los artistas que ellas inspiraron, y yo también; además de consultar otras informaciones, lo que ha permitido poder hacer este discurso sobre las musas.

Consejo: Escribir, no es solo hacer relatos, hay muchas formas de transmitir pensamientos, sentimientos y conocimientos.

El papel que la mujer ha tenido en el arte, por excelencia, ha sido el de inspiradora, el de MUSA.

Nos dice la historia que la mujer ha sido, ya desde las culturas primitivas que se conocen, creadora de artes menores, pues al principio fueron unos pequeños y tímidos intentos de decoración dibujando rayas o espirales en los cacharros de barro; posteriormente llegó a modelar en el barro y hacer imaginativos utensilios.

Más tarde, tejió con mimbres los cestos y luego las telas. También hizo collares de conchas o dientes, de semillas secas o flores… siendo todos estos los primeros pasos de la ornamentación femenina que, al paso de los siglo, tuvo, tiene y tendrá importancia.

Dejando atrás a las primitivas mujeres y dando un paso hacia adelante en la historia, citaremos las labores en las que la mujer destacó, consideradas de artes menor: alfareras, bordadoras, encajeras, campesinas… Las artes mayores quedaban reservadas para los hombres. Así, por mucho tiempo, no se le permitía a la mujer, ni a ella se le hubiera ocurrido jamás, entrar en el dominio de las artes masculinas y sólo les quedó representar el papel que la sociedad esperaba de ellas: ser MUSA INSPIRADORA.

Por tanto, muchas mujeres impulsaron el arte no por acción directa, sino influenciando sobre los creadores que encontraron en ella la fuerza motora de su vocación de sus realizaciones, siendo esa influencia: su belleza, talento, estímulo y trato. Pero, cabe añadir que en ocasiones las musas tienen un destino trágico, porque la simbiosis que suele darse entre el creador y la fuente de inspiración no está exenta de conflictos, sacrificios y explotaciones.

El jardín de las Musas (Liones Noël Royer)

Un práctica habitual del siglo XVII francés eran los salones literarios donde se hacían amenas tertulias; costumbre que se extendió a otros países europeos y que ha tenido plena vigencia hasta el siglo XX. Muchas damas de la aristocracia y de la alta burguesía reunían en torno a ellas políticos, escritores y artistas, creando un núcleo cultural no exento de intrigas políticas. Tener acceso a un determinado salón representó muchas veces el primer paso en el camino de la fama. Entre estos salones, por citar alguno, estaban  el de Ninon de Lenclos, el de la marquesa de Rambouillet, Marie Louise (hija del filósofo Condorcet) y presidido por Marie d’Agoult…

Algunas parejas unidas por las MUSAS, por su belleza o talento son: Beatriz y Dante, Laura y Petrarca, Condesa Guiccioli y Lord Bayron, Matilde Wesendonck y Wagner, de cuyos amores platónicos surgieron grandes obras.

Entre las MUSAS que ejercieron su influencia en el hombre al que amaban están podemos citar las parejas: Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez, Saskia van Uylenburg y Rembradt, Gala y Dalí, entre otras muchas.

Las unidas por los círculos sociales y de trato: la célebre y hermosa cortesana Ninon de Lenclos y Molière (inspirando el tema de Tartufo); Marie Louise (hija del filósofo Condorcet) que recibía en su salón a Vigny, Sué, Lamartine, Franz Liszt , del cual no solo fue amante sino su inspiradora; la duquesa de Saxe Weimar-Eisenach y  Goethe; Emilia Pardo Bazán relacionada con Velra,  Castelar y Benito Pérez Galdós donde su trato fue más allá de la amistad.  Por último citar la relación en Madame Maibtenon y el Rey Luis XIV, y Sor María de Agreda con el Rey Felipe IV, que no tomaba ninguna decisión importante sin consultarla.


A juicio de Francine Prose, la autora de  Las Vidas de las Musas: nueve mujeres y los artistas que ellas inspiraron, el concepto de musa hoy se utiliza para referirse casi exclusivamente a modelos,  mujeres prototipos, y el vínculo ellas y el creador puede clasificarse, entre otros como:

* Musa no siempre es sentimental, pero intenso y amistoso  como el ya mencionado entre Sor María de Agreda y el Rey Felipe IV, que con su correspondencia intensa, personal y sus consejos pudo solucionar muchos temas de gobierno.

* Musa de relación es casi paternalista, como es el caso de Alice Liddell y Lewis Carrol. Alice fue la musa en su versión más tierna, imaginativa e independiente  de  Alicia en el país de las Maravillas. Puede también decirse que además de musa fue su colaboradora.

* Musa, mujer fatal, como lo fue Lou Andreas Salomé que cautivó al poeta alemán Rainer María Rilke. Además, Lou Andreas Salomé, escritora y sicoanalista, era mujer de presencia avasalladora, bien llamada la "musa serial”,  por la cantidad de hombres que subyugó con su inteligencia y erotismo, pues fueron víctimas también de ella, de su influencia y magnetismo, Friederich Nietszche y Sigmund Freud.

* Musa pasiva que  es aquella a la que el artista la considera perfecta, como musa y mujer, porque la considera sumisa, suya en exclusividad.  Ese fue el caso de la bailarina Suzanne Farrel y el coreógrafo George Balanchine.

* Otras veces, los artistas, los iluminados se apropian tan intensamente del ser amado que llegan a creer que son una sola persona; el mejor es el Salvador Dalí que llegó a firmar algunas de sus obras "Gala-Dalí".  En este caso Gala representa el estereotipo más feminista de la musa. Esa mujer puesta en un pedestal que termina por oprimir al genio.


Consejo: Como no existe la musa perfecta, puedes seguir buscando LAS MUSAS, pero que no se te crucen los cables.

El beso (G. Klimt)

La mayoría de los especialistas aseguran que en la obra están representados el propio pintor y su eterna amante. Emile Flöge con quien mantuvo una relación sexual durante décadas. No contrajeron matrimonio pero ella heredó a su muerte la mitad de sus bienes. El pintor era un hombre de un apetito sexual feroz, estaba felizmente obsesionado con las mujeres y tuvo multitud de hijos ilegítimos; sentía una especial predilección por un tipo de mujer agresiva y dominante que podría identificarse con icono de la femme fatale.
Información de  https://blocdejavier.wordpress.com/2012/12/


¡Espero que te haya gustado! Continuará...

NOTA:
Recuerda que siempre hay que citar la fuente de información. Para citar este post, puedes hacerlo de la siguiente manera, por el método Harvard.

Apellido, Inicial del nombre (Año de publicación): "Título de la entrada del post del blog". Título del blog en cursiva, día y mes del post. Disponible en: URL del recurso [Consulta: día-mes-año].

viernes, 6 de febrero de 2015

LAS MUSAS (I)

PILAR DEL CAMPO PUERTA

Se suele decir a los artistas: "que las musas te acompañen". 

Por eso, al oír la palabra "musa" enseguida la asociamos con inspiración, y es verdad, pero la "musa" es también una nueva estrofa poética compuesta, con métrica y rima.

Sí, yo también me sorprendí, como se sorprenderán los que todavía no lo sepan, porque las "musas" nacieron en el mes de agosto de 2001 y fueron escritas por vez primera por José Luis Muñoz Sáez.

Es una composición formada por dos redondillas encadenadas, seguidas por una décima ó espinela que se encadena, a su vez, con la última redondilla. Consta, por tanto, de dieciocho versos.
El esquema de su rima es el siguiente: abba-bccb-cddcceeffe.
Como consecuencia de lo dicho, nos encontraremos también con la musa de arte mayor, compuesta por dos cuartetos encadenados y una décima de arte mayor, encadenada al segundo cuarteto.
El esquema de su rima es el siguiente: ABBA-BCCB-CDDCCEEFFE.

En comparación con los sonetos, las musas utilizan cuatro versos más y disponen de hasta seis rimas distintas: A–B–C-D–E–F, a diferencia de las cinco que —como máximo— se utilizan en la composición de los sonetos.

Las musas pueden adoptar otros esquemas ligeramente diferentes aptos para ser agrupados bajo esa nueva denominación:
Abba-bccb-cddcceedde <—— musa de arte menor ABBA-BCCB-CDDCCEEDDE <—— musa de arte mayor Esta composición fue escrita por primera vez por José Luis Muñoz Sáez (2001), español afincado en la madrileña localidad de Tres Cantos. El nombre de la composición resulta de la unión de las dos primeras letras de cada uno de sus dos apellidos (con la omisión de la a acentuada). 

Información de: http://vademecum-poetico.blogspot.com.ar/2009/12/la-musa.html

Después de esta incursión poética, vuelvo al título y recomiendo dos libros:

* Cuando llegan las musas (Raúl Cremades y Ángel Esteban)

Donde se narran las claves para entender la relación entre  la inspiración y el oficio de los escritores como tal. Son 16 capítulos dedicados cada uno a un escritor. Es un libro práctico y realmente interesante para todos aquellos que alguna vez han pensado en escribir un libro. 

CREMADES, R., ESTEBAN, A. Cuando llegan las musas: cómo trabajan los grandes maestros de la literatura. Madrid : Espasa Calpe, 2002, p. 412.


* Las vidas de las musas: nueve mujeres y los artistas que ellas inspiraron (Francine Pross)


En el libro se recoge un paseo por distintas épocas intentando retratar de la manera más fiel posible el vínculo que existió entre nueve creadores y sus "fuentes de inspiración".  La autora explica cómo el concepto de musa puede adoptar la forma de amor sublime, el cariño filial o la pasión ciega.

PROSS, Francine. Las vidas de las musas : nueve mujeres y los artistas que ellos inspiraron. Barcelona : Del bronce, 2005, p. 424.




Consejo: Siempre alerta para no perder detalle. Escribir no es solo poner palabras bonitas sobre papel, es crear situaciones, describir personajes, plasmar sentimientos. 

¡Espero que te haya gustado! Continuará...

NOTA:
Recuerda que siempre hay que citar la fuente de información. Para citar este post, puedes hacerlo de la siguiente manera, por el método Harvard.

Apellido, Inicial del nombre (Año de publicación): "Título de la entrada del post del blog". Título del blog en cursiva, día y mes del post. Disponible en: URL del recurso [Consulta: día-mes-año].

martes, 3 de febrero de 2015

QUÉ ES UN ESCRITOR

PILAR DEL CAMPO PUERTA

María es la verdadera protagonista de esta historia: su escribir, pensar, vivir.

Cada mañana, María se despierta con una extraña opresión en el pecho y desazón en el vientre. No, María no presenta ningún patológico cuadro cardíaco ni intestinal; a María lo que le sucede es que cada mañana despierta con la ilusión de escribir. 

Desde niña lo de plasmar sobre el papel todo lo que circula por su cabeza es fuente de vida y, a medida que los años avanzan, esa necesidad aumenta.

María, cada mañana necesita sacar del corazón los sueños y parirlos del vientre, como se para a los hijos; en ese instante se siente demasiado identificada con Isabel Allende, a la que conoció en la Casa de América y aún resuenan en sus oídos las bellas palabras que pronunció la escritora: “Mis novelas no se gestan en la mente, crecen en el vientre”.

Isabel Allende

Pero María se enfrenta a la escasez de medios, y no me estoy refiriendo a que carezca de una sala espaciosa (o reducida) pero íntima, con una mesa tan proporcionada que los folios, el diccionario, sus libros preferidos, el jarroncito de flores frescas, un set de escritorio a juego con la carpeta,  las cortinas y los asientos de las sillas; un mirador a una plaza soleada donde el silencio ocupe las horas en que María se concentra para escribir y el bullicio comience cuando ponga el punto y final. No, María se enfrenta a lagunas –grandes o pequeñas, según se mire- para poder practicar su ejercicio diario de escritura.

Por eso, me decido ayudarla con mis consejos y aunque José María Guelbenzu afirme que "Escribir es un aprendizaje que no admite lecciones teóricas", yo añado que saber, al menos, qué dirección tomar es muy importante.

La primera recomendación que hago a María, para sanarse el dolor interno, es que se empape de la biografía de los grandes; es decir, que adquiera, de la biblioteca, sin ir más lejos, las memorias de los que ahora son maestros de las letras o de cualquier arte, y vea los duros comienzos,  los fracasos,  los disgustos,  los esfuerzos… que pasaron hasta llegar al éxito después de años de lucha e incertidumbre.

Consejo: Como no todos los que escriben consiguen llegar a la cima, hay que disfrutar del triunfo personal de escribir cada día.

Otro ejemplo del que hablo a María es el de Mario Benedetti, que autopublicó sus primeros libros por un dineral siendo un fracaso de ventas. Y la hago comprender que no todo lo que escriba gustará; puede que tampoco vea la luz, pero aún así, con sus escritos en los cajones, no dejará de ser escritora y se vanagloriará diciendo: “no saben lo que se pierden”.
Mario Benedetti
Además, de las cinco célebres leyes sobre los libros y las bibliotecas que apuntó Ranganathan, bibliotecario de origen indio:
1 - Los libros están para usarse.
2 - A cada lector su libro.
3 - A cada libro su lector.
4 - Hay que ahorrar tiempo al lector.
5 - La biblioteca es un organismo en crecimiento.

Quiero destacar, para la reflexión que ofrezco a María, las de "a cada lector su libro" y "a cada libro su lector"; con ellas le doy dos consejos:

Consejo: No te avergüences nunca de lo que escribas; para gustos se hicieron los escritos, por eso, a unos gustará y a otros no. Sin problemas.

Consejo: Nunca debes tirar a la basura un escrito. Porque, además de ser un trocito de tus neuronas "escritoras", es un buen trozo de tu "tiempo", tu "ilusión de cada día" y, además, nunca sabes cuándo puedes necesitarlo.

Pero claro, ahora surge otra gran duda; el otro dilema: ¿Quién puede considerarse escritor? ¿Es escritor el que escribe o el que publica?

Opiniones encontradas para todos los gustos, muchos pueden pensar que escritor es quien publica, quien vende, y entonces nos quedamos con un reducido número de elegidos. Pero a mi juicio, escritor es quien escribe.  Con la firme exclusión del que lo hace de vez en cuando o en circunstancias concretas; ese recibe el nombre de “creador circunstancial o dominguero”. 

Así, puede considerarse escritor todo aquel que plasma sus ideas a diario, publique o no. Quien como María amanece cada mañana con la ilusión nueva de escribir lo que la imaginación le dicte.  Como este microcuento... para enviarlo a un concurso:


Cuando se asomó a la ventana ya no llovía. Se habían encendido para ella todas las luces.

Cuadro del mar de Whistler


¡Espero que te haya gustado! Continuará...

NOTA:
Recuerda que siempre hay que citar la fuente de información. Para citar este post, puedes hacerlo de la siguiente manera, por el método Harvard.

Apellido, Inicial del nombre (Año de publicación): "Título de la entrada del post del blog". Título del blog en cursiva, día y mes del post. Disponible en: URL del recurso [Consulta: día-mes-año].